Entradas etiquetadas como ‘luis villoro’

Saber que creemos que todo era rojo

La segunda unidad de nuestro curso de Conocimiento y Cultura gira en torno a cuatro conceptos clave: idea, conocimiento, creencia, y saber.

El primer autor que nos habla sobre la diferencia entre las ideas y las creencias es José Ortega y Gasset. Me pareció muy interesante cómo describe cada uno de estos conceptos.

Una idea, nos dice Ortega y Gasset, es “una ocurrencia”. Es decir, es una noción que tiene un origen dentro de nuestra mente (de nuestro proceso de pensamiento), ya sea que lo podamos percibir o no. Y esta ocurrencia puede ir desde “pensamientos vulgares hasta teorías científicas”. Y estas ideas son originales (efectivamente, se le “ocurrió” al sujeto) o implantadas por alguien más (que después pueden aparecer como originales o no).

Ahora bien, una creencia, según el mismo autor, es algo sobre lo que está basada nuestra vida. En sus propias palabras:

“no son ideas que tenemos, sino ideas que somos. Más aún: precisamente porque son creencias radicalísimas se confunden para nosotros con la realidad misma”. (Ortega, 1934)

Las creencias no son como las “ideas” simples, en el sentido de que no se presentan a raíz de nuestra actividad mental; no llegamos a ellas, sino que ya existen, interiorizadas en nosotros, y funcionan en el fondo de nuestra mente desde antes de que pensemos en algo o lo analicemos. O sea, cuando vemos o pensamos en algo, nuestras creencias están implícitamente ahí- son el punto desde el cual nos paramos y vemos el mundo.

Hace unos días, estaba en mi clase de Estudios Visuales, y hablábamos de cómo es posible analizar imágenes estáticas o imágenes tiempo (o para el caso, cualquier situación que pasa alrededor de nosotros) sin verlo desde la óptica de nuestros prejuicios y nuestra propia manera de pensar. Es decir, aunque tratemos de “suspender nuestro juicio” por unos momentos mientras vemos una pintura, una fotografía o una imagen tiempo (audiovisual), nunca podremos hacerlo de una manera completamente neutra.

Fue entonces que mi maestra mencionó el habitus de Pierre Bourdieu- que está tan instaurado en nosotros que no podemos “tomar un paso atrás” y analizar nuestro habitus, ya que a través de éste es que vemos todo.

Esto mismo me recordó de inmediato a lo que leí sobre las creencias que propone José Ortega. De esta manera me di cuenta que, de alguna manera, yo había integrado algo de lo que aprendí de su texto a mi sentido común; a como veo las cosas, sin necesidad de pensarlo. Y esto, precisamente, es uno de los objetivos de este curso: el conocer cómo pensamos y adquirimos conocimiento, e incorporar estos conocimientos a nuestra vida diaria; que no sólo se queden como “aprendizaje de clase”.

Así que otra lectura interesante que propongo a cualquier persona interesada en el tema, es la de La sociología de Pierre Bourdieu de Gilberto Giménez, en donde habla sobre sus conceptos de habitus, campo y capital.

El habitus se podría describir como la cultura interiorizada– es algo construido, pero lo vemos como parte inherente de nuestra realidad; algo que ya está dado.

El campo se refiere al espacio o entorno en el que nos desarrollamos como sujetos. Recuerdo, en mi clase de Comunicación, Cultura y Sociedad I, que la maestra nos explicó este concepto refiriéndose a una cancha de fútbol, con cada sujeto siendo un miembro del equipo. Cada quien se desarrolla de diferente manera dentro del mismo “campo”, y el capital lo hay de muchos tipos. Y dependiendo del capital de cada quién, es cómo se desarrolla o qué tanto prestigio (por así decirlo) tiene en determinado campo. Existe el capital económico, el cultural, el simbólico, entre otros.

Continuando con Ortega y Gasset, nos habla también de la duda. Y nos dice que la duda existe de la misma manera que la creencia: es algo en lo que estamos. A propósito de esto, en mi entrada del blog de “Idea, creencia, duda”, comentó mi compañera Zoe Peregrina: “aparte de ser la duda algo terriblísimo (sic.) también creo que es muy bella porque nos da herramientas para pensar y solucionar”, a lo que respondí que “Creo que la duda es algo necesario en ocasiones- nos hace sentir las inseguridades de la vida, pero cuando logramos salir de la duda para aterrizar en una creencia, hace nuestra vida un poco más ‘firme’.”

Algo que se ha pretendido con este curso en línea y con los blogs, ha sido la interacción “hipertextual”, libre y amplia entre todos los compañeros del curso (además de cualquier internauta que lo quiera hacer). Y esto se logró muy bien en este caso, porque nuestro compañero Afif Kattan leyó nuestros comentarios y escribió su opinión también. Creo que esto se vuelve muy importante porque no sólo se ve el punto de vista de quien comenta y quien responde, sino de alguien que lo ve “desde afuera” y aporta otra visión.

Afif dijo: “Perdón que me meta en estos comentarios, crees que las inseguridades son algo necesario entonces.. creo (por lo menos yo) que no necesito las inseguridades en la vida…. Pos’ oye’ de por si (sic.) ya es complicada la vida jajajaja”.

También de esta manera podemos conocer un poco más de cómo piensan nuestros compañeros, y qué piensa cada quien de un mismo texto que todos leemos, y cómo lo aplican a su propia vida.

Ahora, siguiendo con los conceptos de creer, saber y conocer, pasamos a la lectura de Luis Villoro. Él nos remarca la diferencia entre creer y conocer, y comienza por dividir en dos las ramas desde las cuales se puede analizar el conocimiento: la filosofía y la ciencia.

Dice que se divide también en dos la forma en que se puede responder a la pregunta de qué es el conocimiento:

  1. Se responde relacionándolo con el origen, desarrollo y consecuencias del conocimiento
  2. Se refiere a la justificación y validez del conocimiento -> (¿en qué condiciones algo puede calificarse de conocimiento?)

La dualidad ciencia-filosofía se vuelve importante en este texto. Y el autor nos dice que  la filosofía puede ayudar a la ciencia en cuanto que puede analizar y tratar de definir de mejor manera los conceptos “fronterizos” (que no tienen una delimitación o definición exacta) tales como: “creencia», «conducta», «actitud», «intención», «razón», «motivo», «conocimiento» e «información», ya que los analiza desde otro punto de vista.

Villoro nos menciona dos enfoques diferentes para analizar lo que es el conocimiento:

  • Teetetes: aquí nos dice que “sólo a las creencias que consideramos verdaderas llamamos ‘saberes’”. Resumido en tres puntos, a manera de una lista que se debe ir cumpliendo para que la creencia sea realmente conocimiento o saber:
  1. S debe creer que “P”
  2. «P» debe ser verdadera
  3. S deber tener razones suficientes para creer que “P”.
  • El Menón: Nos dice que podemos obtener el conocimiento por medio de la práctica también.

“Sólo si tenemos una garantía segura de que nuestra acción corresponde a la realidad, podemos confiar que la creencia no fallará: sólo entonces tenemos conocimiento”

Finalmente, Pablo Fernández Christlieb habla de la «psicología colectiva de las cosas y otros objetos» en su texto del mismo nombre. Nos dice que: «A principios de la Edad Media, solamente existía un color: el rojo.» (2002: 9)

De entrada, la afirmación anterior me sacó de onda. No podía entender cómo era posible que sólo hubiera existido un color- ¡siempre han existido todos los colores! Sin  embargo, a medida que fui leyendo el texto, me di cuenta de lo que se refería el autor. Por ejemplo, menciona que el verde representaba al bosque, y era algo inherente a éste, y por lo tanto, no era realmente un color para las personas de la Edad Media.

Cabe decir que ahora entiendo a lo que se refiere Fernández Christlieb, pero no significa que acepte lo que dice, o que yo crea que las cosas realmente fueron así. Por ejemplo, en la clase presencial de esta semana, Héctor (nuestro profe) nos dijo que no se trataba de que el autor quisiera probar que realmente sólo existía un color en ese entonces, sino que, como yo lo entiendo, es alrededor de esta idea que él expone su teoría.

Algo que me pareció muy interesante fue de cómo va describiendo la evolución de los artefactos para guardar objetos: que van a la par de la ideología de la época. Nos pone de ejemplo el cofre (en donde todo iba guardado sin ningún orden en particular) y el cajonero (en donde todo tiene su lugar; está dividido por compartimentos).

Recomiendo mucho este último texto, en especial porque me gusta mucho leer acerca de la Edad Media.

Cambiando un poco de tema, la semana pasada se realizó un paseo para conocer la ciudad, en específico el centro. Mi compañero Álvaro Quintero nos cuenta en su blog sobre la salida a visitar el centro de Guadalajara, junto con imágenes que tomó en el recorrido que hicieron. A mí me gustó mucho su manera de comenzar su texto: es una forma original, que atrapa al lector.

En conclusión, esta unidad me gustó mucho. Me parece muy interesante analizar y entender qué es lo que hace al conocimiento, conocimiento. Y qué condiciones buscamos que se cumplan para llamarlo así.

¡Nos vemos en los comentarios!

Bibliografía:

VILLORO, Luis. Creer, Saber, Conocer. 1934

FERNÁNDEZ CHRISTLIEB, Pablo. Psicología colectiva de las cosas y otros objetos. 2002

ORTEGA Y GASSET, José. Ideas y Creencias

Conocer, según Luis Villoro

Esta semana, hice un mapa conceptual basado en la introducción («Del problema y del método») de Creer, saber, conocer de Luis Villoro.

Me pareció muy interesante lo que menciona específicamente desde el enfoque de Teetetes acerca del conocimiento, y me recordó a una vez que conversaba con un amigo sobre si «saber implica saber que sabes».

CONOCIMIENTO- mapa conceptual

(Haz clic (conocimiento mapa conceptual) para ver la pres. que tiene la imagen)

Aplicado a la carrera de Comunicación y Artes Audiovisuales, o más ampliamente al entorno del Cine, conocer algo (o saberlo) implica tener las herramientas mentales para (por ejemplo) operar una cámara, utilizar un programa de edición, instalar luces o dirigir una escena y obtener el resultado deseado y esperado. Es decir, que al aplicar lo que sabes, lo hagas con el fin de tener un resultado en específico (el mismo que se espera en general al hacer las cosas de esa forma)